BlaBlaBla

Publicado: 30/06/2014 en Elementum: Candela

Ahí terminó su elección. Ya eran cinco personas. Me había quedado fuera de su grupo. Entendía que alguien debía quedarse fuera y Roc y yo habíamos sido los últimos en entrar al grupo. Además, había entrado Roc, mientras que yo me había acoplado. Entendía su decisión, pero aun así, todavía tenía una vana esperanza de que me escogiesen. Al menos, el resto de grupos todavía me podían escoger.

Pero solo era una posibilidad. Por supuesto, empezaron escogiendo todos a sus amigos. En algún momento tenían que acabarse los grupos de amigos. Y así fue. Quedábamos catorce personas por escoger. Dos grupos completos y cuatro personas más. De todos ellos, dos habían terminado antes que yo. No terminaron en el mismo grupo. Y no me escogieron. Quedé sola. Sin grupo. Cuando terminaron de escoger, el director nos llevó a los cuatro que quedábamos sin grupo a su despacho.

Ahí, nos explicó que no le estaba permitido hacer grupos de cuatro. La junta directiva había sido muy estricta. Se podía reducir el número de gente en los grupos a cinco personas, pero no más. Bajo ninguna circunstancia. Por lo tanto, nos tocaba estar en los grupos kamikazes o de refuerzo. Algunas misiones eran muy simples y no requerían a grupos, sino que una sola persona bastaba para hacer los encargos. Nosotros éramos esas personas. Además, en caso de que un miembro estuviera lesionado o que fueran misiones especialmente difíciles, nos podrían escoger.

En ese momento, podríamos haberle hecho muchas preguntas, como el porqué del nombre kamikaze o el tipo de misiones a las que iríamos, pero todos los allí presentes estábamos dolidos por no estar en ningún grupo. Simplemente, nos fuimos a nuestras habitaciones.

Ahora que ya estaban todas las formalidades hechas, tocaba empezar las clases y aprender nuevas técnicas. Las clases teóricas me aburrían bastante. Eran interesantes, pero aburridas. Lo primero que nos enseñaron era la clasificación que hacían de los poderes. Eso sí lo recuerdo, pero poco más. Nunca lo usé. En las clases prácticas sí que hacíamos cosas más interesantes, como aprender formas diferentes de gastar energía. Muchas veces eran bastante teóricas. De hecho, recuerdo especialmente una clase en que nos enseñaron las distintas formas que teníamos de controlar nuestro poder.

La forma más sencilla era hacer que nuestro cuerpo normal usase el poder. Tanto para cubrirlo como para lanzarlo. Hacer que apareciese en otro lugar era un nivel superior y requería más concentración. Tras eso, venía dar nuestro poder a un objeto, estuviera cerca o lejos. Podíamos imbuir a un objeto con nuestra energía para manipular el propio objeto. Esto era muy habitual, sobretodo en la pólvora. Un elemental de fuego podía prender la pólvora de un petardo o una bala, pero otro elemental de fuego podía haber modificado esa pólvora para que no pudiera hacerlo. Había muchos usos y muy distintos. Tras esto, venía convertir nuestro cuerpo en nuestro poder. No era recubrirlo, sino hacer que nuestro cuerpo entero o una parte de él fuesen totalmente el material en cuestión. Esto nos permitía controlar más fácilmente nuestro elemento, pero entrañaba problemas. En ocasiones, no se podía volver a la normalidad, además, éramos más vulnerables. Si un elemental de fuego lo hacía y lo rociaban con agua, se apagaba o convertía en piedra. Y moría. Un elemental de agua podía evaporarse… Y ya, el último nivel, era convertirse en el elemento. Esto equivalía a morir. Dejabas de existir. Tu cuerpo y tu mente se convertían en hielo y tenías poder sobre todo el hielo. Era la máxima fusión. Pero no podías revertirlo. Apenas se había usado

No era muy habitual, pero ocurría en ocasiones que un grupo de alumnos tenían que abandonar la clase cuando no había terminado. Les llamaban para una misión. Yo tardé dos meses en poder ir a mi primera misión.

Deja un comentario